Autora: Ángela Herrejón-Lagunilla

Durante la construcción de un edificio en la zona de Plaza Vega, en el centro de Burgos, en 2015 se produjo un hallazgo inédito: el descubrimiento de un taller de alfarería de origen medieval. En concreto, se acometió una intervención arqueológica de urgencia en la que salieron a la luz miles de fragmentos cerámicos (unos 486 kg), dos hornos de cocción y un espacio central con una solera de cal para el modelado, entre otras superficies.

La excavación se desarrolló en un terreno de unos 300 metros cuadrados en la zona que correspondería al antiguo arrabal de Vega, un barrio en la periferia de la ciudad junto al puente de Santa María, que da acceso al casco antiguo. A día de hoy, este solar se sitúa en centro de la urbe y sus entrañas vuelven a ser protagonistas.

Ahora, investigadores del Laboratorio de Paleomagnetismo de la UBU, en colaboración con miembros de la empresa Cronos S.C. y de la Universidad Complutense de Madrid, han estimado que la fecha de abandono del taller fue en algún momento entre el 1503 y 1545, posiblemente como consecuencia de un cambio urbanístico del entorno.

Esta conclusión ha sido posible gracias a la datación arqueomagnética de uno de los hornos encontrados, combinada con las evidencias arqueológicas y documentales. El trabajo ha sido publicado en un volumen especial de la revista Physics of the Earth and Planetary Interiors dedicado al arqueomagnetismo.

El arqueomagnetismo

Es un método idóneo para datar el último uso y el abandono de estructuras arqueológicas de combustión (hornos, termas, hogares quemados, cerámicas, etcétera). En el caso de este trabajo, hablamos de las paredes de hornos preservados in situ.

El arqueomagnetismo se basa en determinar la dirección del campo magnético terrestre, que queda registrada por la magnetización adquirida durante el último enfriamiento de los materiales quemados en el pasado. En determinadas circunstancias, su precisión puede ser incluso mayor que el radiocarbon (otra técnica arqueológica).

La investigación

El análisis de los materiales cerámicos permitió estimar la vida útil del alfar entre el último cuarto del siglo XIV y principios del siglo XVI. Sin embargo, no fue fácil determinar el final de uso del taller, debido a que la información acerca de las primeras producciones cerámicas renacentistas de la región es más bien escasa, según los investigadores.

Así, la datación se obtiene a partir de la comparación de la dirección arqueomagnética determinada en el laboratorio con los modelos de variación del campo magnético terrestre, proceso que se llevó a cabo en el horno occidental encontrado. Además, el descubrimiento de una moneda de la época de los Reyes Católicos dentro de los niveles de relleno del horno occidental y la existencia de un documento de 1545, en el que se describe la presencia de casas en la zona, aportaron información adicional para acotar la fecha de abandono.

Los autores de este trabajo han sido los investigadores de la Universidad de Burgos Ángela Herrejón-Lagunilla, Juan José Villalaín y Ángel Carrancho; los trabajadores de la empresa Cronos S.C. Arqueología y Patrimonio Carmen Alonso-Fernández y Javier Jiménez-Echevarría; y el investigador de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Javier Pavón-Carrasco.

Detalle de una de las tareas de muestreo. Foto: Grupo de Paleomagnetismo UBU.

Referencias:

  • Herrejón Lagunilla, Á.; Villalaıín, J.J.; Carrancho, Á.; Alonso Fernández, C.; Jiménez Echevarría, J.; Pavón Carrasco, F.J. 2021. Dating a medieval pottery workshop of the city of Burgos (Spain): Archaeomagnetic and archaeological evidences. Physics of the Earth and Planerary Interiors 316. 106723
  • Artículo publicado: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0031920121000819
  • Imagen de portada: Fotografía del horno situado en la Plaza Vega (Burgos) que ha sido objeto de la datación arqueomagnética. Fuente: Grupo de Paleomagnetismo UBU.