Autora: Sandra Curiel Alegre

Actualmente vivimos en un mundo en constante cambio, que busca crear industria, vivir o moverse a cualquier punto de nuestro planeta, lo cual hace que el consumo de energía sea cada vez mayor. Si buscamos fuentes de energía que se usen normalmente, a todos nos vendrá a la cabeza el petróleo en todas sus formas posibles. Tras esto podríamos pensar que su uso solo supone un problema, y es que se trata de una fuente de energía no renovable. ¿Creéis que ese es el único problema? La respuesta es: no. Y es que la gran dependencia que tiene nuestra sociedad hacia el petróleo hace que se nos presente un nuevo problema de contaminación, que afecta tanto a la salud ambiental como a la salud de los seres humanos. Los científicos hablamos de manera más técnica, no solemos hablar de los distintos tipos de petróleo, hablamos de diferentes combinaciones de hidrocarburos, que son básicamente compuestos químicos formados por carbono e hidrógeno. Debido al uso continuado de estas fuentes de energía, los niveles de Hidrocarburos Totales de Petróleo (TPH), de Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (PAH), así como de metales y metaloides potencialmente tóxicos está aumentando rápidamente en el aire, el suelo y el agua, lo que viene siendo en todo nuestro entorno.

Podemos hablar de distintos tipos de contaminación que producen los hidrocarburos, pero en la Universidad de Burgos (UBU) y desde el Proyecto Europeo GREENER, en el que colaboran conjuntamente el Grupo de Investigación en Medioambiente y Sostenibilidad de ICCRAM y el Grupo de Investigación en Compostaje UBUCOMP, nos encargamos de buscar soluciones a dos puntos clave de este tipo de contaminación que son las aguas y los suelos. Lo que hacemos es aplicar diferentes técnicas de biorremediación, es decir, utilizamos microorganismos, como pueden ser bacterias, hongos o algas con el objetivo de retener o biodegradar los hidrocarburos que aparecen en esos sistemas contaminados. Ahora nos vamos a centrar en la descontaminación de suelos, y es que, aunque existen muchos tipos de tecnologías para eliminar los hidrocarburos de suelos y de sedimentos, la biorremediación es una de las técnicas que más se utiliza, ya que da buenos resultados y es de las más económicas. Como para cualquier aplicación del campo que sea, lo que se quiere es conseguir la más efectiva, la más eficiente y que sea económicamente viable, así que nosotros no vamos a ser menos.

Dentro de esta tecnología, existen diferentes tipos como son las biopilas, el landfarming, la fitorremediación, la bioestimulación o la bioaumentación. Todos ellas buscan el mismo objetivo y se debe valorar cuál se va a utilizar en función de los contaminantes y la masa contaminada. Nosotros trabajamos con distintas técnicas, pero en este artículo vamos a hablar de dos, la bioestimulación y la bioaumentación, porque son las que utilizamos con los suelos contaminados, ya que son las que han demostrado una mayor efectividad.

Bueno, ¿sabríais diferenciar estas dos técnicas? Imagino que no, pero creo que rápido podréis hacerlo. Estas dos técnicas tienen la misma finalidad, la diferencia principal se encuentra en que en la bioestimulación se añaden nutrientes para mejorar las funciones metabólicas de las comunidades microbianas presentes en el suelo, es decir, se alimenta a todos los seres vivos que tiene el suelo con un “zumo de elementos” para que su metabolismo se acelere y degraden más hidrocarburos; y en la bioaumentación se hace lo mismo, pero a su vez se añaden microorganismos exógenos al suelo, es decir, se aíslan seres vivos que sólo se pueden ver al microscopio y que no están presentes en el suelo que queremos descontaminar, antes de añadirlos debemos saber que estos degradan bien los hidrocarburos, ya que si no, no servirían de gran ayuda, y por último, se les alimenta con otro “zumo de elementos” específico para estos.

Ilustración 1: Preparación de la solución de nutrientes o “zumo de elementos”.

Podríais pensar, ¡pero si esto ya está inventado! ¿Qué hacéis en la UBU? En la UBU buscamos optimizar estas técnicas y mejorarlas de manera que sean más efectivas y que no cuesten tanto dinero. Para ello, lo primero que hacemos es estudiar cómo actúan los hidrocarburos en diferentes suelos, para poder predecir cómo será su movilidad y disponibilidad, así como para ver cómo afectan estos contaminantes a los microorganismos presentes en los suelos a estudiar.

Y ahora os estaréis preguntando, ¿cómo hacéis los ensayos de biorremediación en el laboratorio? Nosotros preparamos estas técnicas a pequeña escala, siempre con la visión de poder llevarlo a gran escala. Preparamos unos microcosmos, de esta manera trabajamos con “mini mundos” en los que tenemos los suelos y los microorganismos a unas condiciones de humedad y temperatura controladas. A estos microorganismos los tratamos con las técnicas de bioaumentación y bioestimulación y los tenemos vigilados durante un tiempo determinado, tomando muestra a distintos tiempos para poder analizarla posteriormente.

Ilustración 2: Microcosmos de suelos con microorganismos.

Pero, ¿por qué “limpian” los microorganismos? Esto es muy fácil de entender con un ejemplo sencillo que nos va a abrir el apetito. Imaginad una casa llena de platos de jamón ibérico cortado bien finito. Ahora imaginad que os encierran en esa casa sin nada que hacer, con la calefacción puesta, una luz agradable, un buen Ribera del Duero, refresco o un vasito de agua fresca. ¿Qué creéis que haríais? Yo lo tengo claro, iría cogiendo platito a platito y me sentaría en una mesa a comerme el jamón tranquilamente. Pues eso mismo hacen los microorganismos, lo que pasa que a muchos de estos les encantan los hidrocarburos, llamadles raros, pero gracias a ese gusto tan raro se los van “comiendo” y de esta manera hacen que vayan desapareciendo del suelo.

Además, nosotros también añadimos enmiendas orgánicas, que no son otra cosa que compost, residuos estabilizados o biochar, a los microcosmos para poder aumentar el contenido de materia orgánica del suelo. Este aumento de la materia orgánica ayuda a que la actividad de los microorganismos sea más rápida, lo cual hará que los microorganismos degraden los hidrocarburos antes. Y es que, si pensamos en la analogía del jamón, no es lo mismo comerse el jamón sólo que hacerlo además con una rodaja de hogaza de horno de leña, seguro que todos os la comeríais más contentos y con ganas de comer más.

¿Creéis que esta limpieza se ve a simple vista? Claro que no se ve, esta respuesta es bien sencilla. Tenemos que hacer muchos análisis para definir tanto la cantidad inicial de hidrocarburos, como la cantidad a los distintos tiempos de muestreo. No voy a explicaros todos los análisis, porque entonces necesitaría muchísimo más espacio, pero lo que si voy a deciros es que después de los análisis no acaba el trabajo, luego viene una gran labor de cálculos estadísticos para ver si los resultados obtenidos son concluyentes o no. Con estos datos podemos dar soluciones reales para elegir las mejores condiciones para el uso de las técnicas de bioestimulación y bioaumentación.

Quizás no es que los microorganismos limpien, puede ser que simplemente tengan hambre, pero sea como sea gracias a esta función podemos limpiar los suelos de muchos contaminantes que nosotros mismos estamos generando. Tras esta lectura lo más importante no es que os quedéis con que podemos limpiar los suelos, lo más importante es que hay que evitar en el mayor grado posible contaminar; ya que esto supone mucho coste y trabajo por todos los medios utilizados en la investigación de estas técnicas y para ponerlas en práctica a gran escala. Esta investigación la hacemos gracias a la financiación europea del proyecto GREENER perteneciente al H2020. Si queréis saber un poco más de todo lo que hacemos en el proyecto tanto en la Universidad de Burgos como en el resto de Universidades o empresas colaboradoras no dudéis en seguirnos en este link.

Ilustración 3: Logo Proyecto GREENER H2020.

Bibliografía:

  • Castillo, J. M., Beguet, J., Martin-Laurent, F., & Romero, E. (2016). Multidisciplinary assessment of pesticide mitigation in soil amended with vermicomposted agroindustrial wastes. Journal of Hazardous Materials, 304, 379–387. https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2015.10.056
  • Cerqueira, V. S., Peralba, M. do C. R., Camargo, F. A. O., & Bento, F. M. (2014). Comparison of bioremediation strategies for soil impacted with petrochemical oily sludge. International Biodeterioration and Biodegradation, 95(PB), 338–345. https://doi.org/10.1016/j.ibiod.2014.08.015
  • Chen, M., Xu, P., Zeng, G., Yang, C., Huang, D., & Zhang, J. (2015). Bioremediation of soils contaminated with polycyclic aromatic hydrocarbons, petroleum, pesticides, chlorophenols and heavy metals by composting: Applications, microbes and future research needs. Biotechnology Advances, 33(6), 745–755. https://doi.org/10.1016/j.biotechadv.2015.05.003
  • Łebkowska, M., Zborowska, E., Karwowska, E., Miaśkiewicz-Peska, E., Muszyński, A., Tabernacka, A., Naumczyk, J., & Jeczalik, M. (2011). Bioremediation of soil polluted with fuels by sequential multiple injection of native microorganisms: Field-scale processes in Poland. Ecological Engineering, 37(11), 1895–1900. https://doi.org/10.1016/j.ecoleng.2011.06.047
  • Safdari, M. S., Kariminia, H. R., Rahmati, M., Fazlollahi, F., Polasko, A., Mahendra, S., Wilding, W. V., & Fletcher, T. H. (2018). Development of bioreactors for comparative study of natural attenuation, biostimulation, and bioaugmentation of petroleum-hydrocarbon contaminated soil. Journal of Hazardous Materials, 342, 270–278. https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2017.08.044
  • Sayara, T., Borràs, E., Caminal, G., Sarrà, M., & Sánchez, A. (2011). Bioremediation of PAHs-contaminated soil through composting: Influence of bioaugmentation and biostimulation on contaminant biodegradation. International Biodeterioration and Biodegradation, 65(6), 859–865. https://doi.org/10.1016/j.ibiod.2011.05.006
  • Taccari, M., Milanovic, V., Comitini, F., Casucci, C., & Ciani, M. (2012). Effects of biostimulation and bioaugmentation on diesel removal and bacterial community. International Biodeterioration and Biodegradation, 66(1), 39–46. https://doi.org/10.1016/j.ibiod.2011.09.012
  • Wu, H., Lai, C., Zeng, G., Liang, J., Chen, J., Xu, J., Dai, J., Li, X., Liu, J., Chen, M., Lu, L., Hu, L., & Wan, J. (2017). The interactions of composting and biochar and their implications for soil amendment and pollution remediation: a review. Critical Reviews in Biotechnology, 37(6), 754–764. https://doi.org/10.1080/07388551.2016.1232696
  • Wu, M., Chen, L., Tian, Y., Ding, Y., & Dick, W. A. (2013). Degradation of polycyclic aromatic hydrocarbons by microbial consortia enriched from three soils using two different culture media. Environmental Pollution, 178, 152–158. https://doi.org/10.1016/j.envpol.2013.03.004
  • Wu, M., Dick, W. A., Li, W., Wang, X., Yang, Q., Wang, T., Xu, L., Zhang, M., & Chen, L. (2016). Bioaugmentation and biostimulation of hydrocarbon degradation and the microbial community in a petroleum-contaminated soil. International Biodeterioration and Biodegradation, 107, 158–164. https://doi.org/10.1016/j.ibiod.2015.11.019
  • Xu, Y., & Lu, M. (2010). Bioremediation of crude oil-contaminated soil: Comparison of different biostimulation and bioaugmentation treatments. Journal of Hazardous Materials, 183(1–3), 395–401. https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2010.07.038
  • Zeneli, A., Kastanaki, E., Simantiraki, F., & Gidarakos, E. (2019). Monitoring the biodegradation of TPH and PAHs in refinery solid waste by biostimulation and bioaugmentation. Journal of Environmental Chemical Engineering, 7(3), 103054. https://doi.org/10.1016/j.jece.2019.103054