Autoras: Mª del Mar Delgado y Mª Esther De Quevedo Puente

Ante actuaciones opuestas en el pago de impuestos de conocidos «youtubers» como Ibai Llanos o El Rubius, puede que estos días nos planteemos qué haríamos si estuviéramos en su lugar.

Ibai Llanos, en una reciente entrevista con Jordi Évole, afirma que es muy diferente opinar sobre pagar importantes cantidades de impuestos cuando estás en situación de hacerlo, que cuando no lo estás; mucho más fácil en el último caso. De esta entrevista, nos quedamos con dos de sus frases “Si tienes mucho, pues debes contribuir más” y “Yo estoy bien aquí (España), y me parece un buen acto tributar aquí porque lo hace todo el mundo; pues yo lo hago”.

El pago de impuestos, o por el contrario la evasión fiscal, es un problema con diversas aristas en el ámbito empresarial:

  • Actuaciones en el límite legal, siguiendo la letra, pero no el fondo de la norma, o situaciones que caen en vacíos legales, todo ello perfectamente diseñado para minimizar el pago de impuestos y solo al alcance de grandes corporaciones, ¿es justo, moral, ético…?
  • Modificaciones en las políticas fiscales que ayuden a retener la actividad, en el caso de El Rubius, o atraigan otros tipos de inversiones que generen empleo ¿es necesario que se lo plateen nuestras instituciones?
  • Transparencia informativa, ¿es accesible y comprensible la información sobre pago de impuestos de las grandes corporaciones para así poder responder ante este comportamiento?
  • Como usuarios de un servicio o consumidores de un bien, ¿la evasión fiscal de una compañía nos debería condicionar la decisión de uso del servicio o compra del bien por encima de otros factores, como el precio o las características del producto?
  • El acceso general a la sanidad y educación, que tanto valoramos cuando viajamos a países que carecen de ello, y que echaremos en falta si las perdemos, ¿podrá seguir manteniéndose si se adopta la visión de “tonto el último” en la elusión del pago de impuestos? Si sufrimos un ataque al corazón en un lugar alejado de un hospital, ¿qué fondos sufragarán el gasto del helicóptero medicalizado?
  • El poder de las grandes corporaciones en negociaciones con Estados, o a nivel más local, ¿es un problema de difícil solución?
  • La evasión fiscal de nuestros competidores, ¿ponen a nuestra empresa en desventaja competitiva?
  • Cuando tus competidores directos tienen políticas fiscales agresivas, rozando la legalidad, que les permite minimizar el coste fiscal, ¿qué puedes hacer para sobrevivir en ese entorno global de consumo e información, pero sin reglas fiscales globales?

La evasión fiscal puede llegar a alcanzar cifras relevantes. Un estudio de 2015 realizado por el Servicio de Investigación del Parlamento Europeo estima que la pérdida de ingresos fiscales a través de una planificación fiscal corporativa agresiva se sitúa entre 50 y 70 billones de euros anuales en Europa.

En nuestra investigación, abordamos este problema complejo desde una perspectiva empresarial, siendo nuestro objeto de estudio la decisión corporativa referente a un mayor o menor pago de impuestos, similar a las tomadas por los youtubers. Aspectos como “dónde situar la actividad” o “qué apariencia formal debe adoptar una transacción”, que tienen importantes implicaciones fiscales, son frecuentemente analizados considerando su coste fiscal, y sus efectos en la rentabilidad de los accionistas. Desde esta perspectiva, el pago de impuestos es un mal que se ha de minimizar, o como indica Friedman (1970) “a cost on the road”.

Sin embargo, estas decisiones pueden ser analizadas desde un enfoque muy diferente, el enfoque stakeholders (Freeman, 1984). Esta teoría no deja de lado, pero sí desplaza, el foco de atención centrado en la rentabilidad de los accionistas, incorporando los intereses de todos y cada uno de los aportantes de recursos, tales como clientes, empleados, deudores, la sociedad en su conjunto e incluso el medio ambiente. El entrelazado de relaciones simbióticas entre todos los stakeholders favorece la continuidad de la empresa, garantizando su supervivencia y la creación de valor para el accionista.  

Cuando la gestión de la empresa asume esta responsabilidad, teniendo presente los intereses de todos sus participantes, decimos que es socialmente responsable. En este sentido, el pago de impuestos, junto a otras actuaciones como la filantropía o la acción social, es una forma de satisfacer los intereses legítimos de la sociedad. Los grandes grupos empresariales frecuentemente presumen de llevar a cabo una gestión socialmente responsable con todos los participantes. En este discurso, habitual empleado en presentaciones de informes anuales o en anuncios públicos de diferentes contribuciones sociales, nuestro estudio añade: ¿y también cumplen con sus obligaciones fiscales no tan mediáticas? Por tanto, la pregunta de investigación que nos planteamos es: ¿las empresas que muestran mayores niveles de responsabilidad social corporativa pagan más impuestos?

Estudios previos no muestran una respuesta concluyente. Algunos autores encuentran una relación positiva entre el nivel de responsabilidad social corporativa (en adelante, RSC) y el pago de impuestos, es decir, a mayor nivel de RSC mayor pago de impuestos. Tal es el caso de los estudios realizado en empresas australianas y europeas por Lanis y Richardson (2018) y López-González, Martínez‐Ferrero, y García‐Meca (2019). Otros, como Davis, Guenther, Krull, y Williams (2016) revelan una relación negativa, considerando como posibles explicaciones que las corporaciones se ven obligadas a decidir entre alternativas del uso de recursos disponibles, pagar impuestos o llevar a cabo actuaciones de RSC, de ahí la relación negativa, o que las compañías utilicen la publicación de RSC como mera fachada, “window dressing”, haciendo ver un compromiso social que realmente no se da en lo que respecta al pago de impuestos.

La parte empírica de nuestro estudio se basa en la información de 4 años, 2015 – 2018, referente a 262 grupos empresariales europeos cotizados de 14 países diferentes. Incorporamos en esta muestra a los grupos que no presentan problemas económicos y que tienen información sobre RSC disponible. La variable RSC es cuantificada a través de indicadores sobre el comportamiento de la empresa con la comunidad, con los trabajadores, la responsabilidad de sus productos, su actuación en derechos humanos y aspectos medioambientales, entre otros. El estudio también controla las características del sistema impositivo de cada país, así como otras variables que pueden incidir en la relación entre RSC y el tipo efectivo de impuesto de sociedades, que en la muestra tiene una media del 23,2%. Tras meter toda esta información en la coctelera, y siguiendo rigurosos criterios estadísticos, los datos muestran una relación positiva, es decir, los grupos empresariales que presentan mayor nivel de RSC son los que más contribuyen en el pago de impuestos, lo que es coherente con una decisión fiscal basada en un enfoque stakeholders. Entre otros motivos, estos resultados se deben a que las actuaciones en RSC a lo largo del tiempo permiten a las grandes corporaciones alcanzar un importante capital reputacional, un activo muy frágil, que no quieren arriesgarse a perder con políticas fiscales agresivas. Esto fue lo sucedido a Starbucks en el Reino Unido (Ebrahimi, 2012). Tras conocerse su reducido pago de impuestos, su deterioro reputacional fue tal que se vio en la obligación de rectificar su posición fiscal.

La lectura estadística de los resultados ha de realizarse con cautela: se trata de una “asociación positiva estadísticamente significativa” encontrada en la muestra, lo que no significa que se observe en todos y cada uno de los grupos cotizados europeos. No disponemos de información sobre todos los grupos empresariales, la muestra recoge solo los que tienen información disponible. Adicionalmente, nuestra conclusión se refiere a una “generalidad” en una muestra, validada estadísticamente, lo que no equivale a una predicción, ni a una explicación del 100% en la variación de una variable sobre otra.

En la actual crisis en la que estamos inmersos, solo nos queda confiar en que las grandes corporaciones salven las dificultades económicas y continúen siendo coherentes con su gestión responsable para con la sociedad en su conjunto, de forma que su nivel de RSC se proyecte en el pago de impuestos. Por otro lado, los consumidores tenemos que ser conscientes del poder y responsabilidad en cada una de nuestras decisiones de compra, lo que nos llevaría a otra pregunta de investigación….

Referencias: