Autor: Jesús Alberto San Martín Zapatero
Cuentan que la prehistoria tiene su propia vacuna contra el COVID-19
La historia de la humanidad ha estado jalonada por pandemias que han dejado al descubierto profundas crisis sociales: la Peste Antonina en la Antigüedad, la Peste Bubónica en el Medievo, la Pandemia del Cólera del siglo XIX, la Gripe Española en el XX o el VIH son solo algunas de ellas. La actual pandemia, nombrada por la OMS como COVID-19, ha precipitado los síntomas de una crisis civilizatoria que ya venía gestándose años atrás (Villasana, 2020), o cuanto menos, ha ayudado a visibilizar el agotamiento de los fundamentos de la civilización occidental, expresados en la lógica del funcionamiento económico y en la relación destructiva con nuestro entorno.
Dussel (2020) señala que ha sido a partir del COVID-19 cuando la naturaleza ha realizado un «jaque» a la humanidad, cuestionando una trayectoria de 500 años de relación soberbia y destructora con la naturaleza. Nos encontramos ante una nueva edad, «la Transmodernidad», afirma Dussel (2020). Efectivamente, distintos estudios científicos constatan que los virus de los últimos tiempos están asociados a la destrucción de los ecosistemas (Zanini, 2020). Todo indica que el COVID-19 nos invita a cambiar las reglas de juego y a variar las coordenadas temporales en nuestro estudio de la sociedad, reflexionando colectiva e interdisciplinarmente sobre nuevos modos de adaptación de nuestra especie al medio.
Sin embargo, estudios relativos a la investigación científica sobre COVID-19 revelan que el grueso de publicaciones en bases de datos de gran impacto están referidas a las fases del desarrollo de la enfermedad en humanos, tratamientos y clínica (Ortíz-Núñez, 2020). ¡En efecto es una tarea científica urgente y necesaria!, pero en ese ranking de publicaciones no figuran aquellos otros trabajos que abordan, desde las Ciencias Sociales, otros temas cardinales asociados. Nos referimos a lo que Mazeres (2020) denomina temas sobre «la crisis civilizatoria silenciosa» y que buscan ofrecer respuestas a preguntas como: ¿y después de la crisis sanitaria, a qué tipo de normalidad queremos volver?
Son ya bastantes los autores que vienen abordando la minusvaloración de las Ciencias Sociales. Santacana (2020) advierte de la «poda de las humanidades» y su repercusión en el sistema educativo. Las humanidades nos vacunan contra la amnesia colectiva, ese otro virus que nos impide mirar al pasado para afrontar los retos del presente. Necesitamos enseñar a las nuevas generaciones a leer el pasado para trazar caminos de humanidad frente a un mundo en permanente desestabilización. Es lo que Rusën (2004) denominaba adquirir conciencia histórica para generar perspectivas de futuro.
Cuidados, empatía y reconocimiento de la diversidad: antígenos que ofrece el estudio de la prehistoria
La prehistoria es un periodo remoto y distante pero atesora un inmenso valor educativo que contribuye a diseñar escenarios de certidumbre. Si la prehistoria es la ciencia que estudia los caminos que nos han llevado a ser lo que somos (Renfrew, 2007) y su estudio habla de la diversidad humana, podemos preguntarnos: ¿qué fortalezas hemos desarrollado como especie a lo largo de la evolución humana que nos han permitido superar obstáculos amenazantes? Por ejemplo, desde los yacimientos de Dmanisi (Homo georgicus) hasta Atapuerca (Homo heidelbergensis), continuando por otros como Shanidar (Homo neanderthal), son significativos los estudios sobre los cuidados en poblaciones paleolíticas, contribuyendo a eliminar la estereotipada imagen de la mujer y el hombre de la prehistoria como seres brutos, sucios, inconscientes o insensibles. Estos estudios sobre el pasado expresan que en contextos de vulnerabilidad global de la vida, las tareas de cuidado, empatía y reconocimiento de la diversidad son prioritarias para atenuar el sufrimiento y sostener la vida.
Una metodología para la enseñanza de la prehistoria: calendario y procedimiento de vacunación
Si la prehistoria nos enseña a afrontar los problemas del presente, necesitamos una metodología educativa que lo haga posible, sobre todo si nos dirigimos a edades tempranas. Para ello, hemos creado una metodología didáctica que articula tres elementos: el cuento, la experimentación didáctica en arqueología y el juego dramático, dirigida a alumnado de Educación Primaria en contextos de educación formal y no formal. ¿Por qué el cuento como base? Primero, porque ayuda a construir significados para comprender el mundo. Segundo, ordena acontecimientos y tiempos. Tercero, ayuda a identificar emociones. Cuarto, contribuye a la educación científica (Bruner, 2008). Quinto, motiva y conecta (figura 1). ¿Y por qué dirigida a Educación Primaria? Porque en estas edades se sientan las bases de la comprensión de los acontecimientos y sus antecedentes a través de la necesidad de hablar y de jugar.

¿Cómo se ejecuta esta metodología? Uno, niñas y niños son invitados a escena como personajes del cuento, se disfrazan e intervienen aportando sus conocimientos, el guía experto observa y dinamiza el juego dramático invitándoles a resolver el conflicto planteado, corrigiendo errores y formulando preguntas (figura 2). Dos, a través de la experimentación didáctica en arqueología, la niña y el niño se sumergen en la prehistoria manipulando objetos, herramientas, réplicas de fósiles, materias primas, etc. (Figura 3).


Se diseñaron tres cuentos, «Tras las huellas de Lucy», que aborda la importancia del grupo para la supervivencia de australopitecas y australopitecos; «Juan Sílex sin miedo», que trata de la socialización del conocimiento del fuego como hito tecnológico en las y los Homo erectus; y «Paleocaperucita Ocre en Atapuerca», sobre los cuidados entre las y los neandertales. Este último cuento se editó y publicó para ofrecer un soporte textual e iconográfico (figura 4) con una guía didáctica para uso educativo. Con la intención de que la comunidad educativa tuviera acceso libre a estos contenidos se ha realizado una versión digital en formato audio-cuento a través de este link: https://youtu.be/9vAGL7uz1LQ


Los contenidos de los tres cuentos parten de evidencias científicas, donde se muestran comportamientos basados en la empatía, los cuidados y la colaboración. El objetivo es que las niñas y niños conozcan que hubo comportamientos de cooperación y de cuidados en la prehistoria, para que en grupo, con la metodología propuesta, puedan construirse referencias de humanización para afrontar retos actuales.
Se realizaron 40 cuentacuentos en centros escolares, centros cívicos, museos y bibliotecas de diferentes ciudades sobre un total de 1080 niñas y niños (figura 4).


La respuesta inmunitaria que ofrece aprender prehistoria con metodologías participativas
La investigación sobre las 40 intervenciones constata que niñas y niños han desarrollado altos niveles de empatía. Comprenden que la cooperación y la supervivencia son elementos centrales para el éxito de la especie, donde los sexos cooperan y donde el grupo sostiene a sus individuos.
Pese a todo, todavía hoy hay un imaginario sobre la prehistoria plagado de imágenes de luchas, brutalidad, de la idea de éxito del más fuerte o de estereotipos sexistas de hombres cazadores y mujeres recolectoras. Lo vemos en dibujos, películas y cómics sobre prehistoria. Pero no hay argumentos científicos que sostengan dichos relatos. Ni otros que con anclaje en la prehistoria justifiquen el actual modelo individualista del homo economicus. Más bien al contrario, la prehistoria ofrece argumentos prosociales con alto valor educativo, basados en el cuidado y la cooperación tan necesarios en estos tiempos de vulnerabilidad social. Por ello, desde la enseñanza de las Ciencias Sociales necesitamos implementar metodologías que faciliten un aprendizaje del pasado y que vacunen a las niñas y niños para que con anticuerpos de conciencia histórica construyan un futuro mejor.
Bibliografía:
- Bolaños, R. F. (2017). El problema del conocimiento y la educación desde las tendencias filosóficas analíticas. Sophia, colección de Filosofía de la Educación, 22(1), 33-52. https://doi.org/10.17163/soph.n22.2017.01
- Bruner, J. S. (2008). Culture and Mind: Their Fruitful Incommensurability. Ethos, 36, 29-45.
- Dussel, E. (4 de abril de 2020). Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa modernidad. La Jornada. Recuperado de https://www.jornada.com.mx/2020/04/04/opinion/008a1pol.
- Mazeres, F.J. (2020). La pandemia de la COVID-19: de la crisis sanitaria a los desafíos sociales emergentes. Revista peruana de ciencias de la salud, 22(3): 135-6: http://doi.org/10.37711/rpcs.2020.2.3.190
- Ortiz-Núñez. R. (2020). Análisis métrico de la producción científica sobre COVID-19 en SCOPUS. Revista Cubana de Información en Ciencias de la Salud, 31(3). https//orcid.org/0000-0002-7069-1439
- Renfrew, C. (2007). Prehistory. Making of the human mind. Londres, Weidenfeld&Nicolson.
- Rüsen, J. (2004). Historical Consciousness: Narrative Structure, Moral Function, and Ontogenetic Development. In Seixas, P. (Ed.). Theorizing Historical Consciousness, Toronto: University of Toronto Press.
- Santacana, J. (Agosto, 2019). La gran poda de las humanidades. El Cuaderno. https://elcuadernodigital.com/2019/08/02/la-gran-poda-de-las-humanidades/.
- Villasana, P. (2020). De la crisis de los fundamentos, a los fundamentos de una crisis civilizatoria más allá de la Modernidad. COVID 19 como catalizador en Chile. Revista Salud y Bienestar Colectivo, 4 (2), 18-28. https://revistasaludybienestarcolectivo.com/index.php/resbic/article/view/82
- Zanini, S. (2020). Covid-19 y la relación hombre-naturaleza: el equilibrio violado. Reflexiones sobre la gestión de la complejidad de las pandemias: de la protección de los ecosistemas al principio de precaución. Derecho Animal (Forum of Animal Law Studies), 11(4), 129-140. https://doi.org/10.5565/rev/da.542