Autor: Israel Carreira Barral
«Los gobiernos deben gastar en prevenir pandemias lo mismo que en Defensa». Así de rotundo se mostraba el Dr. Adolfo García Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes de la Escuela de Medicina del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, en una entrevista al diario El País publicada en marzo de 2020, poco después de que el Gobierno español decretase el estado de alarma en todo el territorio nacional[1]. El motivo del decreto es bien conocido: el inicio de la primera oleada de la pandemia de COVID-19, una enfermedad infecciosa provocada por el virus SARS-CoV-2.
El Dr. García Sastre realiza una investigación puntera sobre virus de la gripe[2] y entre sus méritos cabe destacar la reconstrucción del virus responsable de la pandemia de gripe de 1918, la llamada gripe española[3]. Desde que estalló la pandemia de COVID-19 las comparaciones con esta última han sido inevitables pero, ¿qué sabemos de aquella plaga que asoló el mundo hace algo más de cien años?

La gripe es una enfermedad infecciosa causada por cuatro tipos de virus cuyo material genético se encuentra en forma de ARN (como en el caso del SARS-CoV-2): A, B, C y D. De ellos, se sabe que los tres primeros infectan a los seres humanos; de esos tres, los de tipo A son los que afectan con mayor virulencia a nuestra especie y fue uno de estos (del subtipo H1N1) el responsable de la pandemia de gripe de 1918[5] (figura 1). Aunque el mundo se había enfrentado a una pandemia de gripe unos treinta años atrás (la llamada gripe asiática o gripe rusa, que se estima afectó al 20-60% de la población mundial y provocó un millón de muertos)[6], la de 1918 fue particularmente dramática. De una población global de 1.800 millones de personas se cree que se contagiaron unos 500 millones (es decir, en torno a un tercio de los que habitaban la Tierra en ese momento)[7] y que, de ellos, entre 40 y 50 millones fallecieron[8], aunque algunas fuentes elevan el número de víctimas mortales hasta los 100 millones[9].
Es la mayor catástrofe sanitaria de nuestra historia desde la peste negra que, recordemos, sucedió en el siglo XIV[10]. Pero la pandemia de gripe de 1918, además de por su virulencia, es recordada por el contexto histórico en que se produjo y por la población que resultó más afectada. El origen de la pandemia es harina de otro costal pues, como veremos, sigue siendo objeto de debate, aunque se sabe que España no fue la zona cero.
En 1918 la por entonces conocida como Gran Guerra estaba tocando a su fin. La entrada de Estados Unidos en la contienda en favor de las potencias aliadas en 1917 supuso un punto de inflexión en el desarrollo del conflicto, y no sólo desde la perspectiva militar. El movimiento de las tropas norteamericanas, dentro de Estados Unidos y entre Estados Unidos y Europa, contaba con un inesperado invitado: un virus de la gripe. En el verano de 1918 cada día desembarcaban en Francia 10.000 soldados procedentes del Nuevo Mundo[11], soldados que venían de campos de instrucción en los que el hacinamiento era habitual y que viajaban al infernal mundo en que se había convertido Europa en buques atestados: las condiciones ideales para la transmisión y propagación de un virus respiratorio como el de la gripe (figura 2). Algunos murieron durante el viaje (que podía durar hasta dos semanas) y otros pisaron suelo europeo ya enfermos[12]. Era cuestión de tiempo que los demás combatientes contrajeran la enfermedad, cuya propagación se vio favorecida por las precarias condiciones de vida en el frente, y que esta se extendiera a la población civil.

La teoría más aceptada sitúa el inicio de la pandemia en un campamento militar de Kansas, donde se habían detectado casos de una gripe especialmente agresiva en marzo de 1918[15], si bien dos meses antes un médico de Haskell County, también en Kansas, había notificado la existencia de casos similares[16]. Siguiendo este hilo la teoría de la oleada heraldo mantiene que la pandemia comenzó en 1917. Santiago Mata, Doctor en Historia, señala que los datos recabados en varios campamentos militares estadounidenses en el otoño-invierno de ese año «reflejan la existencia de una epidemia de enfermedades respiratorias agudas de singular virulencia»[17].
Otra tesis sostiene que el foco de la pandemia fue Europa y que empezó a finales de 1916. En 1917 Hammond et al. describieron un brote de bronquitis purulenta con una elevada mortalidad en el campamento-hospital de Étaples, una base militar en el norte de Francia[18]. Los síntomas que presentaban los pacientes eran similares a los de la gripe. Un trasiego constante de soldados (cada día pasaban por este campo 100.000 hombres) que se apiñaban en tiendas de campaña y barracones y compartían espacio con aves y cerdos[19] (figura 2), reservorio de virus como el H1N1 que hoy sabemos desencadenó esta pandemia… De nuevo, ¿qué mejores condiciones para la transmisión de un virus respiratorio? ¿A qué nos recuerda esto?

Existen otras teorías, lo que da cuenta de la imposibilidad de determinar de manera inequívoca el origen geográfico del virus. No obstante, sí se sabe que el foco no fue España, a pesar del apellido que se ha dado a esta gripe. ¿De dónde procede, pues? Como es sabido, nuestro país permaneció neutral durante la Primera Guerra Mundial y gracias a ello la prensa informaba libremente y a diario sobre los efectos de una enfermedad (en las naciones aliadas y Alemania se impuso la censura por motivos políticos) que padecieron, entre otros muchos, el rey Alfonso XIII y miembros del Gobierno, incluido su presidente[22]. A ojos del mundo España era el único país afectado, lo que nos convirtió en la zona cero. Al principio se minusvaloró la gravedad de la pandemia[23] y se afrontó con temeridad y chanza[24] (de nuevo, ¿a qué nos recuerda esto?). Por ejemplo, en Zamora el obispo convocó a los fieles a una serie de misas multitudinarias, a pesar de los varios intentos de las autoridades por impedirlas; estos episodios probablemente contribuyeron a la transmisión del virus y a hacer de Zamora una de las ciudades españolas con mayor tasa de mortalidad ligada a la enfermedad, que en octubre de 1918 llegó al 10,1%. En Burgos la cifra es más aterradora, 12,1% en esa misma fecha[25]. De las tres oleadas de la pandemia fue la segunda, cuyo pico se alcanzó precisamente en el otoño de 1918, la más letal (figura 3). Se estima que en nuestro país fallecieron unas 300.000 personas como consecuencia de la enfermedad[26].
La pandemia de gripe de 1918 duró algo más de un año (entre febrero de 1918 y junio de 1919) y, a diferencia de la gripe estacional, que afecta sobre todo a niños y ancianos, esta gripe tan singular se cebó con los adultos jóvenes (20-40 años) (figura 3). Se ha demostrado que, cuando se inocula en macacos, el virus de la gripe española desencadena una tormenta de citoquinas, esto es, una reacción excesiva del sistema inmunitario, que acaba produciendo la muerte del individuo[27]. Es decir, no es tanto la infección provocada por el patógeno como la respuesta del propio organismo al agente infeccioso lo que lleva al fatal desenlace. Se cree que esto mismo pudo ser la causa de la muerte de muchos adultos jóvenes sanos que se contagiaron durante la pandemia[12]. Por otro lado, muchas de las muertes se produjeron a consecuencia de infecciones secundarias de origen bacteriano, como la neumonía bacteriana,[28] que se trataban con remedios caseros (aspirinas, que se utilizaban para todo, quinina, preparados con arsénico, leche con coñac, tabaco…)[12], a falta de antibióticos, que no eran conocidos en la época. Tampoco era conocido el virus, que no se descubrió hasta 1943[26], mientras que para su secuenciación genética completa fue necesario esperar a 2005[29].
Sin embargo, ya en aquellos tiempos se señalaba la importancia de la higiene personal y la desinfección de recintos públicos y se recomendaba el uso de máscaras de tela para controlar la pandemia (figura 4); además, se sabía de la capacidad de los asintomáticos (a la sazón llamados convalecientes) para transmitir el virus y se aconsejaba su confinamiento durante una o dos semanas[26]. Si la sociedad de entonces conocía la eficacia de estas medidas, ¿cómo es posible que algunos las cuestionen hoy, cien años después?

Bibliografía:
- [1]Domínguez, N. (2020). <<Los gobiernos deben gastar en prevenir pandemias lo mismo que en Defensa>>. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://elpais.com/ciencia/2020-03-24/los-gobiernos-deben-gastar-en-prevenir-pandemias-lo-mismo-que-en-defensa.html
- [2]El Dr. Adolfo García Sastre fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos el 5 de abril de 2019. Se recomienda la lectura de su discurso, que se puede encontrar en https://www.ubu.es/unidad-de-protocolo/actos-academicos-solemnes/doctorado-honoris-causa/adolfo-garcia-sastre-2019
- [3]Tumpey, T. M., Basler, C. F., Aguilar, P. V., Zeng, H., Solórzano, A., Swayne, D. E., Cox, N. J., Katz, J. M., Taubenberger, J. K., Palese, P. y García-Sastre, A. (2005). Characterization of the Reconstructed 1918 Spanish Influenza Pandemic Virus. Science, 310(5745), 77-80.
- [4]Goldsmith, C. (sin fecha). Extraído de Jordan, D. (2019). The Deadliest Flu: The Complete Story of the Discovery and Reconstruction of the 1918 Pandemic Virus. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.cdc.gov/flu/pandemic-resources/reconstruction-1918-virus.html
- [5]Centers for Disease Control and Prevention (2019). 1918 Pandemic (H1N1 virus). Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.cdc.gov/flu/pandemic-resources/1918-pandemic-h1n1.html
- [6]Valleron, A.-J., Cori, A., Valtat, S., Meurisse, S., Carrat, F. y Boëlle, P.-Y. (2010). Transmissibility and geographic spread of the 1889 influenza pandemic. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 107(19), 8778-8781.
- [7]Taubenberger, J. K. y Morens, D. M. (2006). 1918 Influenza: the Mother of All Pandemics. Emerging Infectious Diseases, 12(1), 15-22.
- [8]Patterson, K. D. y Pyle, G. F. (1991). The Geography and Mortality of the 1918 Influenza Pandemic. Bulletin of the History of Medicine, 65(1), 4-21.
- [9]Johnson, N. P. A. S. y Mueller, J. (2002). Updating the Accounts: Global Mortality of the 1918-1920 “Spanish” Influenza Pandemic. Bulletin of the History of Medicine, 76(1), 105-115.
- [10]Academia Play (2020). La Peste Negra en 10 minutos. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.youtube.com/watch?v=XK90X1V4zM8&t=8s
- [11] Centers for Disease Control and Prevention (2018). 1918 Pandemic Flu Partner Webinar. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.cdc.gov/flu/pandemic-resources/1918-commemoration/1918-webinar.htm
- [12]Documentos RNE (2018). La pandemia de 1918: la llamaron gripe española. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.rtve.es/alacarta/audios/documentos-rne/documentos-rne-pandemia-1918-llamaron-gripe-espanola-09-08-18/4490340
- [13] Autor desconocido (1919). American Soldiers Returning Home on the Agamemnon, Hoboken, New Jersey. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de http://www.museumsyndicate.com/item.php?item=56784#
- [14]Imperial War Museum (sin fecha). Soldiers plucking turkeys on the Western Front. Extraído de Oxford, J. S. (2001). The so-called Great Spanish Influenza Pandemic of 1918 may have originated in France in 1916. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 356(1416), 1857-1859.
- [15] Crosby, A. W. (2003). America’s Forgotten Pandemic: The Influenza of 1918 (2nd edition). Cambridge University Press.
- [16] Barry, J. M. (2004). The site of origin of the 1918 influenza pandemic and its public health implications. Journal of Translational Medicine, 2(1), 3.
- [17] Mata, S. (2017). Introducción: La gripe de 1918… empezó en 1917. En Cómo el Ejército americano contagió al mundo la Gripe Española. Ediciones Amanecer (versión Kindle).
- [18] Hammond, J. A. R., Rolland, W. y Shore, T. H. G. (1917). Purulent bronchitis: a study of cases occurring amongst the British troops at a base in France. Lancet, ii, 41-45.
- [19] Oxford, J. S. (2001). The so-called Great Spanish Influenza Pandemic of 1918 may have originated in France in 1916. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 356(1416), 1857-1859.
- [20] National Museum of Health and Medicine (sin fecha). Extraído de Nicholls, H. (2006). Pandemic Influenza: The Inside Story. PLoS Biology, 4(2), e50.
- [21] Autor desconocido (sin fecha). Extraído de Farrington, I. (2017). Downton Abbey: series 2, episode 8. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://ianfarrington.wordpress.com/2017/04/09/downton-abbey-series-2-episode-7-2
- [22] Mediavilla, D. (2020). 1918, la otra gran epidemia que no nos tomamos en serio. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://elpais.com/ciencia/2020-03-21/1918-la-otra-gran-epidemia-que-no-nos-tomamos-en-serio.html
- [23] En su resumen de noticias del 22 de mayo de 1918 (pág. 24), el diario ABC afirmaba lo siguiente: «Los médicos han comprobado en Madrid la existencia de una epidemia de índole gripal muy propagada, pero, por fortuna, de carácter leve». Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19180522.html
- [24] Se decía que la enfermedad era tan pegadiza como la canción Soldado de Nápoles, de la zarzuela La canción del olvido (https://www.youtube.com/watch?v=VuueuVkJIOE), y desde entonces sería popularmente conocida con ese sobrenombre. La gripe española también se llamó la fiebre de los tres días y la enfermedad de moda.
- [25] Trilla, A., Trilla, G. y Daer, C. (2008). The 1918 “Spanish Flu” in Spain. Clinical Infectious Diseases, 47(5), 668-673.
- [26] Biblioteca Nacional de España (2019). La gripe española: la mayor pandemia de la historia moderna. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.youtube.com/watch?v=si6IkKSLYZE
- [27] Kobasa, D., Jones, S. M., Shinya, K., Kash, J. C., Copps, J., Ebihara, H., Hatta, Y., Kim, J. H., Halfmann, P., Hatta, M., Feldmann, F., Alimonti, J. B., Fernando, L., Li, Y., Katze, M. G., Feldmann, H. y Kawaoka, Y. (2007). Aberrant innate immune response in lethal infection of macaques with the 1918 influenza virus. Nature, 445(7125), 319-323.
- [28] Morris, D. E., Cleary, D. W. y Clarke, S. C. (2017). Secondary Bacterial Infections Associated with Influenza Pandemics. Frontiers in Microbiology, 8, 1041.
- [29] Taubenberger, J. K., Reid, A. H., Lourens, R. M., Wang, R., Jin, G. y Fanning, T. G. (2005). Characterization of the 1918 influenza virus polymerase genes. Nature, 437, 889-893.
- [30] Autor desconocido (sin fecha). Extraído de Centers for Disease Control and Prevention (2018). 1918 Historical Image Gallery. Recuperado el 17 de febrero de 2021 de https://www.cdc.gov/flu/pandemic-resources/1918-commemoration/historical-images.htm
- [31] Industrias Zotal (sin fecha). Extraído de Trilla, A., Trilla, G. y Daer, C. (2008). The 1918 “Spanish Flu” in Spain. Clinical Infectious Diseases, 47(5), 668-673.