Varias investigadoras coincidieron en la labor positiva que está realizando la Comisión Europea
Bajo el título “ ¿Es Europa la panacea para las investigadoras?”, varias investigadoras relataron sus vivencias e impresiones acerca de cómo se está actuando a nivel europeo sobre la presencia de las mujeres en este ámbito, en una mesa redonda realizada el pasado jueves 11 de febrero. La charla, incluida dentro de la X Semana de Mujer y Ciencia de Burgos y coordinada por María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), quiso mostrar las ventajas y dificultades con las que se encontraron, ofreciendo datos reales, posibles soluciones y mejoras.

En este sentido todas elogiaron la labor que se está haciendo desde la Comisión Europea en relación al fomento de las carreras de mujeres investigadoras. Para Rocío Barrios, responsable del grupo de investigación ICCRAM Medioambiente y Sostenibilidad y coordinadora del proyecto europeo Greener en la Universidad de Burgos (UBU), la institución impulsa el balance de género. “Se ve claramente que está apostando por fomentar la carrera investigadora de la mujer y aumentar la visibilidad, y la parte de difusión es un pilar fundamental para ellos”.
Nohemí Sala, investigadora en el CENIEH, apuntó que Europa le ha dado la oportunidad para cumplir su sueño de hacer realidad un proyecto, “para mi Europa ha sido una salvación”, y animó a las investigadoras a que acudan a ella, “porque ahí cuenta tu proyecto, cuenta la ciencia”.
En este sentido, Ileana M. Greca, Catedrática del departamento de Didácticas Específicas y Vicerrectora de Internacionalización y Cooperación de la UBU, calificó como “delicioso” el trabajo que están haciendo en la Comisión y Cristina Gómez, Punto Nacional de Contacto (NCP) y experta en el Comité de Programa de Marie SKlodowsk-Curie (MSCA) en España de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), destacó la existencia de instrumentos concretos para apoyar a la mujer investigadora. “Veo esto muy positivo, que se hayan desarrollado y que se sigan desarrollando, como la ayuda a las investigadoras que son madres”.

Por otro lado, han coincidido en que habría que empezar a motivar a las niñas lo más pronto posible. “Hay que trabajar más en esas etapas más jóvenes para que puedan ver que hay un mundo muy bonito y apasionante dentro de la tecnología, la ciencia y la investigación”, aseguró la ingeniera informática Lorena Gil, responsable del área de Transformación Digital de Asti Mobile Robotics. De hecho, desde la fundación de la empresa en la que trabaja, forma parte del proyecto STEM Talent Girl, con el que se busca fomentar las vocaciones entre las niñas. “Me he encontrado con niñas que no veían que a lo mejor estudiando Ingeniería Informática podían acabar descubriendo una fórmula para la Covid-19 o para curar el cáncer”, relató Gil.
Manifestaron que ninguna ha sufrido el llamado “efecto Matilda” como tal, que alude al poco reconocimiento de los logros de mujeres científicas, e incidieron en que este hecho está más relacionado con el tipo de personas que te rodean. Asimismo, destacaron la necesidad de la existencia de referentes y mentores. “Nos faltan referentes que nos ayuden desde pequeños y que nos digan que tú vales y eres poderosa”, aseguró Gil.
Aunque hay cosas que se pueden mejorar, el mensaje final que quisieron transmitir fue de positividad ante la situación actual por las mejoras logradas. Como conclusión resaltaron palabras como divulgación, referentes y autoconfianza para seguir avanzando.