Si prestan atención les contaré por qué un médico escribe sobre naturaleza, sobre animales y plantas, sobre biología y enfermedades, en fin, sobre la vida y la ascendencia común de todos los seres vivos. ¿Es porque interesa la ciencia, pues nos ayuda a comprender el mundo? ¿Es para entretener y divulgar el conocimiento sobre la naturaleza como única forma de amarla y protegerla? ¿Es porque para la Medicina no hay cosa criada debajo del cielo que no escudriñe y de la cual no de causa y razón?
Esculapio dijo: “si ansías conocer al hombre en su trágico destino ¡hazte médico, hijo mío!” Y sí, quizá escribo por todas estas razones pero nunca fue más certera la sentencia que cuando se refiere a las enfermedades infecciosas ya que éstas han esculpido nuestro genoma. Es desconcertante para los humanos enfrentarse a ellas y no es realista acabar con ellas. De ahí que se buscase protección sobrenatural pues se consideraba que las epidemias constituían un castigo divino.
Aunque respetables otras formas de conocimiento, hay una forma más humilde de conocer, de dar luz al mundo que decía Calderón: es el cultivo de la ciencia, de nuestros quehaceres científicos, en mi caso de la epidemiología. Situada en el campo de la ecología establece una reflexión sobre los cambios en el ambiente físico y socio cultural asociados a la emergencia y reemergencia de las enfermedades infecciosas. Y es mi intención contribuir al estudio de problemas reales con la imaginación de un científico, la pasión de un poeta y la precisión de un relojero. Y como la ciencia empieza por un problema hoy hablaremos de las curvas peligrosas. De las gastroenteritis por Campilobacter que constituyen un problema emergente mundial. Campilo significa curva en griego. Bacter, bacteria. Sí, los científicos nos dedicamos a insultar a los animales, a las plantas y a los microbios en griego y en latín. Y esta es la excusa del post de hoy (curvas peligrosas) para afrontar el tema de investigación. Así que de campilobacteriosis trataremos, la causa más frecuente de gastroenteritis bacteriana en el mundo. El Centro para el Control de Enfermedades Europeo (ECDC) estima que se declararon en 2015 unos 230.000 casos de campilobacteriosis en Europa, el doble que salmonelosis, lo que constituye para la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, autoridad sanitaria, una preocupación por la seguridad alimentaria y los riesgos de la globalización de unos ciudadanos que quieren productos saludables, cómodos, seguros y naturales. Así que la globalización exige vigilancia y control de las toxiinfecciones alimentarias. Y en esta tarea trabajamos para transferir los conocimientos a la sociedad, a los sanitarios y a la industria. Y empezamos la tarea en Burgos concernidos el Servicio Territorial de Sanidad de la Junta de Castilla y León, el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y el Área de Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Burgos (UBU). Nos propusimos conocer la epidemiología de esta zoonosis en Castilla y León y, fruto de este trabajo, hemos publicado este artículo :
Con esta investigación aplicada hemos abierto una línea de investigación que continuará con diferentes propósitos: además de conocer la magnitud y la tendencia de esta zoonosis en nuestro medio trataremos de caracterizar microbiológicamente los casos y poder llevar a cabo estudios de secuenciación de genoma completo (técnicas WGS) que pretenden la tipificación completa de estos patógenos transmitidos por alimentos, tanto en granjas como en alimentos y en muestras de pacientes. Porque hoy diremos como el poeta Hölderlin: “donde crece el peligro crece la salvación”. La salvación pasa por conocer en el laboratorio, mediante las técnicas de secuenciación, las cepas que están circulando para identificar las bacterias responsables de casos y de brotes.
¿Qué hemos analizado en el estudio? Se han estudiado 4.330 casos de campilobacteriosis en Castilla y León declarados al sistema de vigilancia epidemiológica en el periodo 2008-2015. Esta bacteria curva es peligrosa porque tiene un reservorio muy variado. Su nicho ecológico es el tracto gastrointestinal de mamíferos, aves y reptiles y se convierte en fuente de infección a través de carnes de aves de corral criadas para el comercio, mascotas, exposición profesional en granjas, agua o leche contaminadas y por el contacto con animales domésticos. Éstos son los principales factores de riesgo, pero la mayoría de infecciones se cree son el resultado de alimentos contaminados. La campilobacteriosis, tras un periodo de incubación de tres a diez días, suele ocasionar una enteritis con fiebre, cefalea, diarrea y dolor abdominal que puede durar hasta una semana. Son raras otras manifestaciones como sepsis, meningitis, endocarditis y síndrome de Guillain-Barré.
¿Qué hemos averiguado? Pues que existe una infradeclaración de la enfermedad ya que el sistema de vigilancia únicamente detecta un tercio de los casos de todos los que se aíslan en las muestras del laboratorio de los hospitales. Aún más, los casos reales en la población son difíciles de conocer pues están sobrerrepresentados los casos más graves. Un 61,8% de los casos se notificó desde atención especializada. Pero lo cierto es que en estos 8 años la incidencia de la enfermedad se ha multiplicado por tres, especialmente en menores de cinco años, hasta alcanzar una cifra de incidencia total de 33,53 casos por cien mil habitantes. La mitad de los casos declarados se producen en niños menores de cinco años con una razón de masculinidad de 1,43 (más frecuente en varones). C. jejuni se aisló en el 72,3% de las muestras. La hospitalización en mayores de 60 años alcanzó el 62,5%. Además, existe una clara estacionalidad de la enfermedad en verano.
Seguimos en la tarea. Las enfermedades transmitidas por alimentos ocasionan más de dos millones de afectados cada año por lo que la seguridad alimentaria debe ser una responsabilidad compartida entre sanitarios, ciudadanos e industria. Afrontamos los riesgos de la globalización con las zoonosis, las resistencias a los antibióticos, el aumento de viajeros y los cambios en la producción y el consumo de alimentos. ¡Claro que tenemos tarea y por eso en la UBU investigamos en este campo!
Oí decir al Dr. Ordovás que somos lo que comemos. Cajal dijo que somos lo que hablamos y escribimos ¡Y escribir este post también es hacer ciencia, es comunicar la ciencia!